Continuamos nuestra entrada sobre los robobirds:
El principal reto técnico de crear rapaces robóticas reside en imitar
el vuelo de los pájaros. Mientras que con alas fijas es relativamente
sencillo hacer simulaciones y predicciones con un ordenador antes de
construir un prototipo, la tarea se complica cuando estas son móviles.
«Son flujos muy complejos, en tres dimensiones. Lo que hace un ave es
tan complicado que es muy difícil de imitar», aseguró Nico Nijenhuis,
fundador y CEO de la empresa. Aun así, ha conseguido una réplica lo
suficientemente buena como para confundir a otros pájaros.
Según la empresa, sus drones espantapájaros son capaces de reducir la
llegada de pájaros a una zona entre un 50% y un 75%. «Cuando un nuevo
depredador entra en un ecosistema, el sistema se adapta a él», explican
desde la compañía. «Los pájaros aprenden a evitar las zonas activas de
caza de las rapaces». Apelan, en definitiva, a su instinto, lo que hace
improbable que se habitúen a la presencia de la rapaz robótica.
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